Musa BUCAL

 

De todas las partes y paisajes que hasta hoy han recorrido mis ojos, mi sitio favorito del mundo es la boca. Todas las bocas… mi sitio favorito no tiene geografía, tiene anatomía.

Por dentro y por fuera de la boca, el recorrido es sorprendente. Aprendí a caminar con los dedos y tacto a tacto me deslumbro.

Adoro las bocas que con labios firmes me susurran secretos y me piden consejos de frescura.

Adoro las bocas que con labios lábiles indican trayectoria y experiencia.

Adoro las pequeñas bocas que contienen perlas azulinas, dialectos agudos y restos de algún chupetín.

Estudiar meticulosamente la dinámica eficiente que caracteriza este sistema, reafirma mi encanto por la biología. Mientras la yema de mis dedos -bajo estricto guante de nitrilo- aprende y reconoce texturas, todos mis conceptos se integran y cobran vida… Las palabras del manual dejaron de ser palabras… para adoptar color, temperatura y función propia.

Sueño mucho con bocas argentinas que sean reflejo de salud total, y creo (con consistente locura) que en esos ambientes de humedad, minerales pálidos y sabios microamigos, habitan silenciosos súperpoderes…

Las bocas dicen, digieren, besan, saborean, cantan, algunas bocas incluso ¡respiran!


Pero además, 

en ocasiones con torpeza y en ocasiones… con descaro y a veces, con una fuerza indescriptible: sonríen.

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