Carta intrínceca

He descubierto que tu recuerdo es un refugio… me abriga y me aísla de todo aquello que traje a mi mundo para borrarte lentamente.

Me esfuerzo por ser la mujer más autosuficiente y dinámica. Quiero ser exactamente lo que no era, cuando formabas parte de mi adolescencia cristalina.

A veces me pregunto con crueldad, ¿cuánto tiempo más puedo soportar sin atravesarme en tus ojos? Los años se encargan de doblegar viejos sueños nunca dichos. Los años nos suceden distanciados y aun así me dueles en las manos y en los silencios que me traen tu perfume de árboles tristes.

Te extraño irremediablemente cada vez que un par de números me entorpecen la mañana y te busco inconsciente, en cualquier sala de cine.


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