Entender I

La primera vez que hice el amor, tenía una camisa blanca y la sonrisa desalineada. No me desvestí ni abrí las piernas... no toque la espalda de mi amante; La primera vez que hice el amor estábamos rodeados de personas y de sol, en el aula del colegio.  

Estallé de risas a modo de orgasmo y conocí la plenitud de saberme amada y deseada en el mismo instante. De eso se trata el amor, entendí. 


Él me hacía cosquillas en medio de una nube de tizas blancas y verdes a la orilla del pizarrón. Me acercaba con torpeza a sus ojos profundos, brillantes y azules. Me celebraba mordiéndose los labios y yo aprendía que el calorcito de sus brazos era el paraíso que describían las novelas de la biblioteca de mi casa.  

Desde esa tarde soy más mía y siempre un poco de él, aunque nunca se lo haya confesado. Desde aquella tarde entiendo que la luz del sol es el componente inevitable de todas mis experiencias sagradas.  

Energía lumínica y ventanas abiertas.  

Pura risa y tizas y sus ojos de agua infinita: suficientes.


marzo 2023, Villa de Las Rosas. 

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