EPÍSTOLA PARA NATI


(Hay días que me extraño, hay días que me pierdo
 y hay noches que me escribo...)


10 de junio de 2019, Córdoba Argentina

Querida pequeña Natalia:
Primero que nada deberías saber, sos tan inoportuna y tan importante para mí que cuando te subís a mi cabeza (aunque necesito estudiar aquellas técnicas quirúrgicas)  elijo escribirte.

Creí que por romperte los sueños habías decidido irte… vos sabes perfectamente que nosotras dos, cada vez nos parecemos menos… no lo hice a propósito, solo que hay ofertas de este mundo que me despeina generoso, que vos no te podes imaginar. 
Hace un par de semanas te noto herida. Tú espíritu volátil y curioso ha cambiado sus matices. Estoy tan ocupada en mis parciales y mis duelos que no te escucho… a veces no puedo y a veces no tengo ganas. Si, si… sé que me hablas todos los días cuando se me antoja irremediablemente  el submarino y que insistís a través del portarretratos que se desmaya de la repisa cuando vuelvo del supermercado.
Nosotras habíamos prometido mantener un contacto límpido y sereno pero desde que yo escribo nuevos sueños y me dejo llevar por el contexto, todo cambió. 
Quisiera que sepas que lejos de juzgarte, ya no te miro con la ternura de ayer porque descubrí que vos estas llena de ilusiones y los adultos preferimos llenarnos  de otras cosas. Resolví creer y creerte por muchos años… los proyectos que escribimos juntas fueron floridos, pero inútiles.
Yo, igual que vos, también tengo miedo… igual que vos, lloro hasta quedarme dormida… igual que vos, miro a mi alrededor en silencio… igual que vos, juego a no estar… pero ya no es tan sencillo.  Nos parecemos mucho cuando abro la ducha y cierro los ojos.

Perdóname pequeña. Abrazarte a vos implica retroalimentar el pasado y el origen de mis poderosos sesgos… necesito soltarte porque no me dejas caminar hacia delante y caminar es (cueste lo que cueste) mi dirección certera. Vuelvo a tus ojitos de duda que se despiden de mí antes de lo previsto… 


Sé que pronto, vas a estar orgullosa de mí.


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