TRASLUCIRSE
No conozco nada más perfecto que la lluvia y su falta de color.
Un cielo desbordante de agua es motivo suficiente para sentirse
vivo.
Sin embargo, deseo morir en este instante, para darle a mi final la
desaforada belleza de las gotas fugaces.
La mañana se vuelve atardecer y el aire dispara sombras y
respuestas.
Trazar intenciones y soñar intencionados se simplifica
bajo las
tormentas de otoño.
El abandono de la luz no siempre es un obstáculo.
¿Cuánto tiempo me perdí sin prestar oído a la húmeda coreografía de
esas lágrimas atmosféricas?
8-5-2018
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