Nota de óbito.
Me encuentro en el espejo y me
miro a los ojos… me miro profunda y fijamente, obligada.
Mis ojos han perdió brillo de
llorar sueños.
He descubierto a mi Diego
Rivera personal, doliéndome más que huesos rotos y no puedo dejar de amarlo apasionadamente,
como Frida y su arte brutal.
Tengo sabor a cenizas en la
boca y me importa poco cuánto tiempo lleva el sol en el balcón. Cualquier pronóstico es
infierno.
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